Las deficiencias genéticas y la cosecha de órganos que promete la iglesia

Sabrán que la historia de nuestra especie estuvo siempre movida por mutaciones genéticas al azar ¿Quién no vio X-men? Aquellas que nos benefician se transmiten de generación en generación y las que nos perjudican no prosperan, que es una forma discreta de decir que sus portadores mueren antes de poder reproducirse.
Hoy en día la medicina ha avanzado lo suficiente como para hacer frente a algunas de estas deficiencias, haciendo que estas peligrosas mutaciones se propaguen cuando la ley de la selección natural habría dejado que murieran para beneficio de las generaciones futuras. Con esta propagación de las enfermedades genéticas será cuestión de tiempo para que la especie se vuelva totalmente dependiente de la medicina, se vuelva una especie débil, una especie sin futuro.
Pensemos por ejemplo cada vez que vemos nacer humanos con enfermedades congénitas y se necesitan órganos para serles transplantados o estos necesitaran tratamiento medico de por vida. Algún día no habrá suficiente órganos para transplantar, incluso hoy en día no los hay, y muchos mueren por eso.
Una solución seria dejar morir a todos los que tengan tales deficiencias. Pero la ética de hoy en día esta en oposición a esta última idea.
Sin embargo hay otra opción que puede solucionar el problema de las deficiencias genéticas sin provocar una sola muerte. Esto es mediante un nuevo recurso medico al que, como siempre, la iglesia se opone.
Gracias a este nuevo método se inseminan in vitro varios óvulos, luego de que estos se dividen un par de veces se les hacen análisis genéticos. Los embriones que tienen tales deficiencias se descartan y los otros se insertan en el útero para que nazcan.
Este tratamiento permitiría terminar con las enfermedades genéticas que conocemos. Lamentablemente el poder de la iglesia católica ha podido más que el sentido común y en varios países este método o está prohibido, o está obstaculizado por leyes promovidas por la iglesia.
Como verán, el futuro que desea la iglesia católica para la especie no es sino uno oscuro y de sufrimiento, en donde cientos de niños mueran al poco tiempo de nacer o sean condenados de por vida a tratamiento médico y una vida limitada.